sábado, septiembre 30, 2006

Elpeculiar y extremo universo de Todd Solondz

Que yo sepa, la primera película que se estrenó en nuestra país de Todd Solondz fue "Bienvenida a la casa de muñecas", del año 1995 y con unos 3 años de retraso (retraso que viene siendo habitual). En ella se mostra el infierno por el que pasaba Dawn, una adolescente soñadora y no muy agraciada, tanto en el colegio como en el entorno familiar. Después llegaría la también estupenda "Happiness", irónico título por el que desfilaban personajes desgraciados, mezquinos, reprimidos, hipócritas y, como en el caso del pederasta padre de familia, enfermos...
con el denominador común de que todos resultaban patéticos; a pesar de que se daba demasiadao concentración de todo lo mencionado y cuesta bastante admitirlo, no resultaban personajes distantes ni con los que fuera complicado identificarse (si exceptuamos, claro está, el violador infantil interpretado muy bien y de forma valiente por Dylan Baker). Perdió un poco -no mucho- el pulso narrativo nuestro autor en "Cosas que no se olvidan", de nuevo una visión tremebunda de la sociedad norteamericana.

Ahora llega a nuestras pantallas (al menos, en Madrid) "Palíndromos", película que de nuevo me resulta bizarra (más si cabe que las anteriores), cercana a pesar de ello y muy atractiva. Desconcertará al espectador que la adolescente protagonista, empeñada en tener un bebé, esté interpretada por varias actrices y hasta por un, bello en su androginia, actor. De filosofía tremendamente pesimista y determinista, como manifestará categóricamente el personaje interpretado por el actor de peculiar físico Matthew Febber, Solondz puebla su universo de personajes obsesivos modelados en contextos tremendamente represivos (ya se la familia, la religión o cualquer institución que funciona como microcosmos social). Como bien señala el título (figura retórica que alude a las palabras que se leen igual al revés), no existe final feliz para nuestros personajes por mucho que nuestro autor nos presente su historia a modo de un cuento más o menos mágico.

A pesar de ello, acudiremos una y otra vez al universo del extraño y magistral escritor y director de las gafas hiperbólicas.

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