miércoles, febrero 28, 2007

Los "Oscar" y demás

Scorsese es un monstruo del cine y no seré yo quien lo discuta; a
pesar de sus película flojas, que las tiene (por otra parte, como
todo director hijo de vecino). Por mucho que mereciera el
reconocimiento hace tiempo, darle el premio por "Infiltrados" me
parece una aberración. Pienso que era la película, con mucho, más
floja de las nominadas, con un final absolutamente nefasto (por
cierto, ardo en deseos de ver las pelis que "remakea"). Me parece,
incluso, mejor película la de la divertida familia heterodoxa a bordo
de furgoneta (algo sobrevalorada, para mi modesta opinión, pero con
un final que redime la mayor parte de las carencias).

Un premio seguro que merecido (dudo, porque no conozco el resto de
las nominadas) es el de la estupenda película alemana "La vida de los
otros". ¡Qué pelicula! Cine con mayúsculas realizado por un fulano
bastante joven al que habrá que seguir la pista. Algún cretino
comenta por ahí (como ya se hizo con "Good bye, Lenin") que la
película complacerá (ideológicamente, se entiende) a todo bicho
viviente, incluyendo a los "progres totalitarios". No hagan ningún
caso, el film de Florian Henckel-Donnersmarck (¡vaya nombrecito!) es
una delicia para disfrutar de principio a fin, y que debe satisfacer
a todo amante de la libertad.

De Pe, Almodovar y demás "troupe", mejor hablamos en un futuro
lejano. ¡Qué cansancio tanto ardor patriótico para un premio que
hubiera resultado otra injusticia!

Leo también en alguna parte que Eastwood (no reconocido este año,
inmerecidamente, habría que reconocerle todo) es un hombre de
derechas. ¿Un hombre de derechas quien ha dirigido lo que ha dirigido
en los úlitmos años? Me la suda a quién vote, parafraseando a Woody
Allen, su cerebro está muy bien oxigenado para ser tal cosa.

1 comentarios:

A las 11:11 a. m. , Blogger Juan Ignacio Cortiñas ha dicho...

Yo también disfruté La vida de los otros, a pesar de que estoy convencido de que le sobraban unos 25 minutos, cuanto menos, de metraje. En ocasiones es un poquillo soporífera, pero sobre todo porque la velocidad es un tanto lenta, a pesar de que esa lentitud quiere valorar la pesadilla de ser un escucha y ver cómo pasan las horas entre ruidos imperceptibles y uno que otro diálogo que vale la pena anotar.
Little Miss Sunshine me encantó, sin embargo. Y creo que no fue sobrevalorada en ningún sentido. Es estupenda, la niña lo hace genial y la familia es tan deliciosamente disfuncional que terminas saliendo del cine con una estúpida sonrisa en la boca.

 

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