lunes, mayo 28, 2007

A pesar de todo lo que voy a comentar a continuación, no puedo decir que no me gustó "Una mujer invisible", la nueva película escrita por Belén Gopegui y dirigida por Gerardo Herrero.

Ya tuve una sensación similar con las colaboraciones anteriores de estas dos personas: "Las razones de mis amigos", adaptación de la novela de Gopegui "La conquista del aire", y he de decir que me quedo con la adaptación fílmica (la obra literaria me resultó algo densa, creo que la película es más concisa con una historia que no da para más); "El principio de Arquímedes", guión de Gopegui directamente para la gran pantalla y buena película en parte por unos estupendos actores. Por cierto, me resulta curioso la reivindicación que se hace en esta última película del sindicato CGT, escisión de la Confederación Nacional del Trabajo y que todavíareivindica los postulados anarcosindicalistas (no entiendo por qué, su política laboral no creo que varíe demasiado de la de CC.OO.); no obstante, siglas aparte, la petición que se hace en "El principio de Arquímedes" de un sindicato más combativo es perfectamente válida.

El caso es que me acerco a ver "Una mujer invisible" sin apenas referencias (cosa muy sana que deberíamos hacer más a menudo). No voy a decir que la película es demasiado "discursiva"; recuerdo unas declaraciones de la propia Gopegui en las que, a propósito de una acusación similar sobre las "Las razones...", mantenía que cuando alguien acusa a una obra de ser demasiado "discursiva" es porque no le gusta el "discurso" (o sea, lo que estás sosteniendo). Me parece una buena defensa, estoy de acuerdo. Lo que ocurre es que cuando quieres contar demasiadas cosas, como es este caso (sexismo, machismo, explotación laboral, lucha de clases...), puedes naufragar fácilmente y más si lo haces desde posiciones simplistas y partidistas (tendencia que ya se daba en las películas anteriores y que aquí bordea peligrosamente el desastre).

Y es posible que la realidad supere a la ficción y el trato a los trabajadores de "telemarketing" sea tan terrible como aparece en la película, pero...

Desde luego, por lo que no paso es por el retrato zafio que se hace de los hombres (el pobre Adolfo Fernández hace lo que puede con su papel), y lo más terrible no es que sean unos auténticos capullos, sino que no parecen poder evitarlo (parece como una especie de "impronta genética").
No obstante, ya digo que le película me pareció curiosa, con bastantes valores. La actriz protagonista está estupenda, es curioso su juego de seducción (aunque el símil continuo con el juego de mesa se hace excesivo) y previsible (aunque algo artificiosa) su posterior "toma de conciencia" sobre que "existen otros formas de invisibilidad".

Hace tiempo escuché decir a Gopegui sobre Cuba algo así como que "era necesario dejar al pueblo cubano realizar su transición hacia el socialismo". Hace tiempo que el determinismo científico marxista se me atragantó; pero es que viendo su praxis no puedo entender esa visión, incluso aceptando sus postulados: ¿no tiene nada que decir la Ética nada en el camino hacia ese final utópico?. Todo vale para ese supuesto final que es la sociedad sin clases.
Eso sí, las críticas de Gopegui a la sociedad capitalista siguen siendo válidas (pero que no me metan en el saco de los que justifican el totalitarismo, por favor).

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