lunes, octubre 01, 2007

Wayne Wang, al que solo recuerdo por la estupenda "Smoke", recibe la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián por "A thousand years of good prayers!. Dicen que es muy merecida. Veremos, aunque no soy precisamente un experto en la filmografía de este hombre, sí recuerdo haber visto su nombre en los créditos de algún engendro protagonizado por Jennifer Lopez (por cierto, a esta moza ya ni le queda la tilde en el apellido de su origen latino) o Susan Sarandon (aunque, con la presencia de semejante actriz, creo que era algo menos engendro). Quizá tenga que ver con la concesión del premio la presencia del gran Paul Auster (algo menos grande, parece ser, en su faceta cinematográfica) en el jurado, guionista de "Smoke" y co-director de la gamberrada derivada que fue "Blue in the smoke".
También comentan que merecido el Premio Especial del Jurado a una chavalilla iraní de 18 años... ¡para asombrarse!
Por el lado español, solo "Siete mesas de billar francés", de Gracia Querejeta (cuyas películas siempre son dignas e interesantes), ha tenido un premio de interpretación concedido a Blanca Portillo y otro al guión. Este último compartido con la última cinta del gran (en todos lo sentidos) John Sayles.

Esperemos que estas películas, de un festival que siempre tiene una calidad digna, no tarden en estrenarse. La cartelera está bastante mustia.

Se acaba de estrenar la muy controvertida última película de Neil Jordan (un obra quizá irregular, pero responsable de las excelentes "Juego de lagrimas", "Entrevista con el vampiro" y otro puñado de buenas obras). He leído críticas que la equiparan con aquellas entrañables cintas de los 80 protagonizadas por Charles Bronson: ya saben, exaltación de la violencia y apología del ojo por ojo. No creo que tarde en verla, dan ganas de demostrar la miopía de cierta crítica; todavía recuerdo calificativos de fascista y militarista a la excelente sátira de Verhoeven que es su "Starship Troppers".
Hablando de Jordan, siempre le he asociado a otro excelente (y no muy prolífico) director irlandés: Jim Sheridan. Un cretino de profesor de inglés que tuve (por supuesto, muy británico él) calificaba el sólido y valiente cine de esta gente de "propaganda del IRA". Si en "En el nombre del padre", Sheridan le dio lo suyo al Estado británico, no recuerdo un varapalo peor para el IRA que "The Boxer" (¡Qué bueno es Daniel Day Lewis! ¡Ruego a los dioses que no vuelva a su retiro!).
¡Cuántas buenas películas ha dado el conflicto irlandés! ¡Qué poquito cine nos habla del "conflicto" vasco! Sí, ya lo sé, no son comparables, pero cuánto bien hace poder reflexionar sobre dramas reales sin intereses ni maniqueísmos.

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