miércoles, mayo 30, 2007


Ahora que el brillante (aunque desigual) David Fincher está en el "candelabro" con su nueva peli sobre el asesino del zodiaco (que ya tardo en ver), resulta que me hago por cuatro euros con el DVD de la tercera parte de la saga del mítico bicho creado por Giger.
Si hace 15 años en las salas del cine me pareció simplemente una película correcta, me rindo ante una excelente realización y un buen guión (alejado de la "acción trepidante cameroniana" plagada de personajes unidimensionales, y más hermanada con la genial obra fundacional de Ridley Scott -otrora grande-).
Unos actores en estado de gracia (nada hay que aporta a estas alturas a la grandeza de la Weaver, quizá la pena porque no haya tenido una carrera con mejores papeles -debido, probablemente, a su elevada estatura-), un Charles Dance conmovedor (y cuya muerte, además de toda una declaración de la saga en cuanto a no darle un respiro a Ripley, parece un homenaje a Hitchcock) y toda una ralea de criminales convertidos en integristas religiosos (valga la redundancia) y reconvertidos en luchadores por una heróica supervivencia. Genial esa "Compañía" tecnócrata y belicista (con su científico oriental a lo "Blade Runner" y todo).


Lo dicho, una película que no está muy lejos de la primera parte y a bastante distancia de las batallitas espaciales del mediocre y sobrevalorado director de "Titanic" (sí, mediocre, solo el primer "Terminator" tenía su encanto) y de esa cuarta parte inclasificable que dirigió uno de los tipos de "Delicatessen" (pero, bueno, que tenía su gracia).

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