lunes, febrero 18, 2008

El éxito en la capital del imperio de un gran actor como Javier Bardem está sufriendo una saturación en los medios. Sin lugar a dudas, es el mejor actor español de su generación -y, quizá, está entre los primeros del mundo- y ya era cojonudo cuando hizo, hace doce o catorce años, películas como Días contados o Éxtasis. Para mí, subió al olimpo al protagonizar magistralmente excelentes films como Los lunes al sol o Mar adentro.
Además, el corpulento actor parecía una persona interesante -no, no he comido nunca con él, así que juzgo por su carrera cinematográfica, a veces da la impresión de poder hacerse una idea de la persona través de su comportamiento profesional -, que elegía proyectos cuidadosamente y los resultados han sido en la mayoría de los casos óptimos-.
Ahora, después de un gran trabajo en la última película de los Coen, el reconocimiento es un hecho con múltitud de premios y, seguramente, el Oscar -aunque hay que recordar que para interpretar al asesino Anton Chigurh se inspiró en George Bush Jr., je, je, lo que puede jugar en su contra-. Unas declaraciones recientes, en las que el actor afirma que trabajar en Hollywood es crecer como actor, junto a su inexplicable relación con esa actriz española que decidió buscar acomodo en la "fábrica de las ideas" hace que podamos augurar un futuro de Bardem más cercano a la industria norteamericana.
¿Será Javier Bardem un nuevo Banderas? No, desde luego, no es un actor discretito como el malagueño y no creo que decida convertirse en una mercancía para realizar multitud de películas mediocres. Quiero pensar que Bardem no juego a eso y no hay que olvidar que ésta es su tercera nominación al Oscar y que es indudable que si hubiera querido adoptar esa vía hace tiempo que lo hubiera podido hacer; se atrevió a rechazar hace unos años al propio Spielberg, en el film Minority Report, un papel que acabaría haciendo Colin Farrell.
Espero que el gran actor pueda seguir eligiendo sus proyectos conforme a su calidad y siga trabajando con directores de la talla de Amenábar, Fernando León, Michael Mann, Milos Forman, los Coen o Woody Allen. Parece que entre sus próximos trabajos está el próximo film de Coppola -al padre me refiero-, que espero que recupere algún día la maestría de los dos primeros padrinos -un crítico cachondo dijo una vez que tal ver acabáramos recordándolo como el padre de Sofía-.

Otro joven buen actor, que también ha currado ya con algunos nombres grandes, como Eric Bana -en Troya se comía al narcisista insoportable Pitt y al insulso asesinable Bloom- ha estado en Madrid promocionando Las hermanas Bolena, un film cuyo único atractivo para el que subscribe es la presencia de dos de las actrices jovenes más atractivas -en todos los sentidos, of course- del cine actual.
Bana se queda con las dos, yo prefiero a nivel cinematográficamente a Natalie y para todo lo demas a Scarlett.

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