miércoles, marzo 19, 2008

Casi aislado, en estos días de vacaciones, en un pueblo costero de Levante, me entero hoy de la muerte prematura del cineasta británico Anthony Minghella a causa de una hemorragia en una operación. Siempre le estaré agradecido a este hombre por la bella película El paciente inglés, un título que yo creo que no ha sido valorado tras el paso de los años, pero que creo que sigue sabiendo a drama épico de altura, por no hablar de su valiente argumento contrario a los nacionalismos y reivindicativo de un individualismo bien entendido. Hasta el actor "cara de acelga" Ralph Fiennes no está demasiado mal en esta película.
No me convenció, sin embargo, la siguiente película del guionista y director. La nueva adaptación que hizo de la estupenda novela de Patricia Highsmiht, El talento de Mr. Ripley, también conocida en nuestro país como A pleno sol, debido a que este era el título que tenía la primera y muy superior versión de René Clement del año 1960, protagonizada por un magnífico Alain Delon. Matt Damon realiza un buen trabajo en el film de Minguella, pero el hecho de que sea explícitamente homosexual (asunto que solo puede ser interpretado por quien quiera en la novela y en su primera adaptación cinematográfica) y que venga a ser algo así como un marginado llorón me chirría bastante. Difícil es identifcar el personaje de Damon con el Ripley interpretado por Delon o por el maduro cow-boy al que da vida Dennis Hopper en la enigmática El amigo americano, de Win Wenders. Una nueva versión, nada desdeñable, hubo de esta historia poco después del film de Minguella, respetando el título original de la novela, El juego de Ripley, con un buen trabajo de John Malkovich que se acerca bastante al personaje literario.
Otra película épica de Minguella fue Cold Mountain, para mí interesante pero lamentablemente fallida, donde trabajaría de nuevo con Jude Law, con quien también repetiría en su siguiente película, Breaking and Entering, historia esta vez cercana e intimista inexplicablemente mal distribuida en nuestro país.
Otros trabajos de Anthony Minguella, hombre muy respetado en su país al ser presidente en los últimos años del British Film Institute y ser nombrado Comandante del Imperio Británico en 2001, fueron la dirección de la ópera Madame Butterfly y un episodio piloto para la BBC llamado The nº 1 Ladies Detective Agency. Curiosamente, unos de los hijos de Anthony Minguella, Max, será el protagonista del atractivo proyecto que ya ha empezado a rodar Alejandro Amenábar.

Precisamente, anoche tuve oportunidad de volver a ver la última película de otra realizador que nos dejó prematuramente (creo que no hace ni dos años que palmó este hombre sin haber llegado a la cincuentena). El bonaerense Fabián Bielinsky escribió y dirigió esa maravilla que es Nueve reinas (quizá superior, aunque me cueste decirlo a House of Games, de David Mamet), con un pletórico Ricardo Darín, el cual repetiría gran interpretación en El aura. Tal vez muchos esperaran algo similar a Nueve reinas, película de gran éxito en las taquillas españolas, y se llevaron una decepción. A mí me sigue gustando mucho una película, que creo que aporta mucho al genero noir, inquietante, dura y oscura, envidiablemente escrita, con un Darín que compone un personaje introvertido y pusilánime de falsa honestidad, que acaba conectado al mundo criminal, que siempre ha envidiado desde la cobarde distancia, gracias al destino.

Una lástima que no podamos disfrutar nunca más de nuevos trabajos de estos talentosos cineastas nacidos en diferentes lados del Atlántico, en países enfrentados por la estupidez humana.

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