sábado, marzo 22, 2008

Se habla constantemente de la pobreza temática del cine español, dejando en un segundo plano la pobreza de nuestra industria. Ya he comentado en otras ocasiones que la primera opinión es una falacia, malitencionada en muchos casos por ignorantes y reaccionarios, y la segunda es claramente una obviedad.
Lo que no se habla tanto, en esta sociedad con tantas ansías de emociones fuertes muchas veces superfluas, es de la pobreza proporcional productora bastante mayor de la industria norteamericana. No voy a ser yo quien diga que no son los directores estadounidenses los que nos siguen deleitando con el mejor cine -producciones que, afortunadamente, suelen tener un hueco en la cartelera española-, pero la cantidad de basura que se estrenan también en nuestras salas, películas planas en el mejor de los casos e insultantes tantas otras veces, son solo una muestra de las ínfimas producciones que se realizan allá en el imperio. Creo que este tipo de productos merece de vez en cuando algún comentario despectivo en esas conversaciones de barra de bar. Digo yo.
La repetición del objeto de consumo, en menor calidad y por lo tanto en coste de producción, es una característica de la industria capitalista. Si los originales cinematográficos hechos en Hollywood son ya muy cuestionables en cuanto a interés y calidad y bastante prefabricados, si averiguamos que existe una productora y distribuidora en California llamada The Asylum que realiza films llamados Alien Abduction, Alien vs Hunter -¡increible el despiporre que debe ser este título!, teniendo que el original que copia ya era el colmo del plagio y las influencias-, Exorcism, Halloween Night, Pirates of a Treaure Island, Snakes on a train, The Da Vinci Treasure, Transmorphers o I am Omega -je, je, un homenaje a una anterior adaptación de la novela de Richard Matheson protagonizada por Charlton Heston- es para que se nos pongan los pelos de punta al pensar en quien puede consumir este tipo de productos. El asunto es tan flagrante en su búsqueda de un público despistado -por no emplear un epíteto más insultante- que casi resulta simpático. Son producciones de tan bajo coste que muchas veces logran estrenarse antes que el original que mimetizan. Al menos no engañan al respetable con una supuesta calidad artística, y no es que esta táctica de exploitation sea nueva ni mucho menos. Algunos somos lo suficientemente mayores para recordar la numerosa variante de guerras galácticas que hubo hace tres décadas y que convencía a los escépticos que el astuto Lucas había realizado una obra memorable. Lo mismo ocurrió con amenazas alienígenas en el espacio exterior, visitas extraterrestres amigables a nuestra planeta o búsquedas de tesoros arqueológicos sin el encanto del sabor a serial antiguo. Si mencionamos el cine de terror, tan prolífico en los años 70 y 80, mejor ignoramos los numerosos productos de serie Z. Antes de The Asylum, ya hubo productoras como Empire Pictures que fusilaba exitosos éxitos de la factoria Spielberg como Gremlins -su mímesis era aquella película de una especie de pelotas peludas carnívoras llamada Ghoulies- o la buena serie B de Cameron Terminator -luego derivada en artificiosas secuelas de ordenador- en un título llamado irrisoriamente Eliminators. Sin embargo, Empire si produjo un título objeto de culto y varias secuelas: la muy cachonda Re-Animator.
Desde luego, es para juntarse una tarde de asueto con un grupo de amigos cinéfilos y pasar un rato divertido con estas producciones tan pobres y tan atrevidas en su exceso "plagiador" postmoderno.

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