miércoles, septiembre 26, 2007

Hace unos meses conocí a un persona que trabajaba en la productora de "Las horas del día", de Jaime Rosales, que creo que había sido su único trabajo de producción y estaba en ese momento inmersa en plena distribución de "La soledad", del mismo director, y otro trabajo cuyo título no recuerdo (y que creo que no ha sido estrenada aún).
El caso es que el pasado domingo pude ver por fin "La soledad", después de varias semanas después de su estreno, y en una de las salas de los curiosos cines Luchana de Madrid. Digo curiosos porque la película se mantiene en cartel solo en este lugar en Madrid, después de haber pasado, creo, sin pena ni gloria por otras salas; también porque los Luchana se decidieron hace poco a estrenar una de las más peculiares películas de ciencia ficción que ha dado nuestra pobre industria: "La hora fría", de Elio Quiroga (director de una película de semiculto como "Fotos", ya hablaré de ello en otro momento).
Recuerdo que cuando conocí a esta persona (muy implicada en la producción ejecutiva de "La soledad" y de "Las horas del día", las cuales defendía a capa y espada como cine de autor) me encontraba con un grupo de amigos hablando sobre "Salvador", la película de Manuel Huerga producida por MediaPro, la cual me gustó mucho (ya hablé de ello en su momento en un artículo), y que era ahora acusada por esta profesional de la industria de manipuladora (especialmente, el tramo dedicado a la ejecución del joven anarquista), negada su condición de "pelicula de autor" (la frontera entre esta etiqueta de "autoría" y un cine digamos que comercial no resulta siempre tan nítida) y estigmatizada por ser una gran producción (no me pregunten de cifras, que no entiendo mucho).
Insisto, no soy muy amigo de etiquetas y hablando de "manipulación al espectador", "cine comercial" o "cine de autor" la cosa se me escapa. Trataré de hablar de ello a propósito de "La soledad".
No tengo un recuerdo especialmente memorable de "Las horas del día", sí valoré un buen trabajo de realización e interpretación en una historia bastante incosistente y, por qué no decirlo, efectista (las películas con sicópatas es lo que tienen, que se lo digan a la muy sobrevalorada e independiente "Henry, retrato de un asesino"); no sé muy bien si el asesino protagonista era el anodino, o lo era la película en su conjunto. Ahora, con el segundo largometraje de Rosales, me ocurre algo parecido; las intenciones del humanista argumento parecen muy diferentes a los de su opera prima, en palabras del propio autor parece que intenta reflejar el dolor de las víctimas del terrorismo (no les quiero desvelar nada del guión, pero les diré que se adopta el camino más fácil, y no es que me parezca mal; ahora, mejor que no me hablen luego de manipulación sentimental). "La soledad" dura unas dos horas, hay una ausencia total de música, un guión reducido a la mínima expresión y una recreación en planos que me resultan baladíes. No obstante, hay buenos trabajos de interpretación (con actores que parecen de nuestro vecindario) y talento intermitente en la realización que provoca que se mantenga la atención del espectador. Creo que la casi totalidad de la prensa especializada ha valorado "La soledad", yo sería un poco más crítico con esa tendencia cinematográfica autoral a "ver crecer las plantas" (y les aseguro que me encanta Röhmer). Desgraciadamente, no observé una conexión con un público asistente que se revolvía en sus butacas, y al final las anécdotas eran cosas como "un plano de una plancha que duraba una eternidad" (sic).
No obstante, sinceramente, mis felicitaciones a esa modesta productora que consigue materializar sus interesantes proyectos con mucho esfuerzo.