miércoles, mayo 30, 2007


Ahora que el brillante (aunque desigual) David Fincher está en el "candelabro" con su nueva peli sobre el asesino del zodiaco (que ya tardo en ver), resulta que me hago por cuatro euros con el DVD de la tercera parte de la saga del mítico bicho creado por Giger.
Si hace 15 años en las salas del cine me pareció simplemente una película correcta, me rindo ante una excelente realización y un buen guión (alejado de la "acción trepidante cameroniana" plagada de personajes unidimensionales, y más hermanada con la genial obra fundacional de Ridley Scott -otrora grande-).
Unos actores en estado de gracia (nada hay que aporta a estas alturas a la grandeza de la Weaver, quizá la pena porque no haya tenido una carrera con mejores papeles -debido, probablemente, a su elevada estatura-), un Charles Dance conmovedor (y cuya muerte, además de toda una declaración de la saga en cuanto a no darle un respiro a Ripley, parece un homenaje a Hitchcock) y toda una ralea de criminales convertidos en integristas religiosos (valga la redundancia) y reconvertidos en luchadores por una heróica supervivencia. Genial esa "Compañía" tecnócrata y belicista (con su científico oriental a lo "Blade Runner" y todo).


Lo dicho, una película que no está muy lejos de la primera parte y a bastante distancia de las batallitas espaciales del mediocre y sobrevalorado director de "Titanic" (sí, mediocre, solo el primer "Terminator" tenía su encanto) y de esa cuarta parte inclasificable que dirigió uno de los tipos de "Delicatessen" (pero, bueno, que tenía su gracia).

lunes, mayo 28, 2007

A pesar de todo lo que voy a comentar a continuación, no puedo decir que no me gustó "Una mujer invisible", la nueva película escrita por Belén Gopegui y dirigida por Gerardo Herrero.

Ya tuve una sensación similar con las colaboraciones anteriores de estas dos personas: "Las razones de mis amigos", adaptación de la novela de Gopegui "La conquista del aire", y he de decir que me quedo con la adaptación fílmica (la obra literaria me resultó algo densa, creo que la película es más concisa con una historia que no da para más); "El principio de Arquímedes", guión de Gopegui directamente para la gran pantalla y buena película en parte por unos estupendos actores. Por cierto, me resulta curioso la reivindicación que se hace en esta última película del sindicato CGT, escisión de la Confederación Nacional del Trabajo y que todavíareivindica los postulados anarcosindicalistas (no entiendo por qué, su política laboral no creo que varíe demasiado de la de CC.OO.); no obstante, siglas aparte, la petición que se hace en "El principio de Arquímedes" de un sindicato más combativo es perfectamente válida.

El caso es que me acerco a ver "Una mujer invisible" sin apenas referencias (cosa muy sana que deberíamos hacer más a menudo). No voy a decir que la película es demasiado "discursiva"; recuerdo unas declaraciones de la propia Gopegui en las que, a propósito de una acusación similar sobre las "Las razones...", mantenía que cuando alguien acusa a una obra de ser demasiado "discursiva" es porque no le gusta el "discurso" (o sea, lo que estás sosteniendo). Me parece una buena defensa, estoy de acuerdo. Lo que ocurre es que cuando quieres contar demasiadas cosas, como es este caso (sexismo, machismo, explotación laboral, lucha de clases...), puedes naufragar fácilmente y más si lo haces desde posiciones simplistas y partidistas (tendencia que ya se daba en las películas anteriores y que aquí bordea peligrosamente el desastre).

Y es posible que la realidad supere a la ficción y el trato a los trabajadores de "telemarketing" sea tan terrible como aparece en la película, pero...

Desde luego, por lo que no paso es por el retrato zafio que se hace de los hombres (el pobre Adolfo Fernández hace lo que puede con su papel), y lo más terrible no es que sean unos auténticos capullos, sino que no parecen poder evitarlo (parece como una especie de "impronta genética").
No obstante, ya digo que le película me pareció curiosa, con bastantes valores. La actriz protagonista está estupenda, es curioso su juego de seducción (aunque el símil continuo con el juego de mesa se hace excesivo) y previsible (aunque algo artificiosa) su posterior "toma de conciencia" sobre que "existen otros formas de invisibilidad".

Hace tiempo escuché decir a Gopegui sobre Cuba algo así como que "era necesario dejar al pueblo cubano realizar su transición hacia el socialismo". Hace tiempo que el determinismo científico marxista se me atragantó; pero es que viendo su praxis no puedo entender esa visión, incluso aceptando sus postulados: ¿no tiene nada que decir la Ética nada en el camino hacia ese final utópico?. Todo vale para ese supuesto final que es la sociedad sin clases.
Eso sí, las críticas de Gopegui a la sociedad capitalista siguen siendo válidas (pero que no me metan en el saco de los que justifican el totalitarismo, por favor).

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miércoles, mayo 16, 2007

Clubs de gente "moldeable"

Cuando vi "El club de los poetas muertos" era un adolescente
idealista todavía en fase de ser "moldeado" (cosa que creo que
todavía no se ha producido, espero que para bien). El caso es que me
encantó aquel canto a la rebeldía juvenil en aras de ser uno mismo (y
si el "uno mismo" era artista, pues mejor), la película de Peter Weir
me pareció perfecta cinematográfica, humana y pedagógicamente. Hoy,
aunque más crítico, sigo pensando que es una buena película que
deberían ver todos los chavales.

"Emperor´s club" (creo que no tuvo traducción en su distribución
española, debe ser que mola más el inglés para los títulos simplones)
no parece disimular su legado, herencia o quizá réplica a la historia
de Mr. Keating y sus alumnos (hay que aclarar que lo que aquí es
"club", allí era "society" en el original, pero bueno). Cuando vi la
película en una sala de cine, mi decepción fue absoluta al pretender
revivir aquello que me extasió en el film de Weir: transgresión,
romanticismo, carpe diem, dinamitar las instituciones, caminar por
senderos poco transitados... Esta última frase es la clave, en "El
club de los emperadores", nuestro conservador profesor Hundert (el
siempre grande Kevin Kline) le espeta a un alumno, que estaba
caminando alocadamente sobre el cesped, que vaya por el sendero ya
demarcado: "allí por donde antes han caminado otros grandes
hombres". Esta metáfora, básica pero muy efectiva, es la que se
enfrenta al canto del profesor Keating a encontrar el camino uno
mismo (o incluso, como le dice uno de sus alumnos más rebeldes: "el
derecho a no caminar").

La película de Hoffman es muy correcta, un canto a la virtud
tradicional (quizá en su concepción clásica y fundacional, tal como
la concebió Aristóteles; no tengo ningún "pero" en ese sentido), algo
esquemática (ese alumno rebelde con material ¡maoísta! en su maleta y
poster de Dylan y de "À bout de souffle" podía haber estado más
matizado) y con momentos al borde del ridículo (lo de el concurso en
la escuela, repetido con los chavales hechos adultos, en fin), pero
emotiva y simpática en su crítica a unos tiempos modernos sin
valores, con canallas y embusteros en el poder.
Por cierto, si pueden, echen un vistazo a las "escenas eliminadas" de
la edición en DVD. Muy acertado el montaje al prescindir de ellas: la
película sí hubiera caído en el ridículo unas cuantas veces.

domingo, mayo 06, 2007

Superh=?ISO-8859-1?B?6Q==?=roes para aburrir

El último Spiderman de Raimi tiene más ruido que nueces; el universo del
hombre-araña es un lugar de mi niñez que me gusta ver recreado en pantalla,
pero es que no me logro quitar ni el cerebro ni las ideas ni la moralidad de
encima cuando veo estas películas, me aterra pensar que es la cultura que
recibimos masivamente. La película no tiene un gran guión, pero sería
fascinante analizar el maniqueísmo que propone (lo villanos suelen ser
"enfermos" o "víctimas de la circunstancias", el bueno es más bien un
cretino sin suerte debido a su supuesta "virtud"; si exceptuamos algún
exceso violento, su lado perverso es más atractivo -cosa que ya exploró
Gonzalo Suárez en su versión de "Jeckyll y Hyde"-) o la filosofía planita:
"un gran poder conlleva una gran responsabilidad" o la existencialista
"somos las decisiones que tomamos"; quizá soy injusto al hablar de filosofía
barata, quizá es que contextualizándola se convierte en banal.
Todo ello sin demasiada ironía (que siempre salva estas historias), no creo
que Raimi juegue a eso (ni siquiera con los planos en que se ve la bandera
yanki o en que la gente pide a gritos un "salvador", la peli bordea el
ridículo en diversos momentos).

Claro que la que caía en el ridículo más espantoso era "Superman returns",
¡qué cosa más repugnante!, mesiánica hasta la náusea, con un superman
hermoso y deizado (incluso con hijo y todo); lo dicho, las versiones
antiguas eran igual de simples pero más simpáticas y menos trascendentes (o
es que teníamos los ojos de crío..

La que sí me gustó es "Batman begins", con buen, introspectivo y nada
maniqueo guión; pero, claro, alguien dirá que es otra forma de dar
trascendencia a una historia que quizá no la pida.
Yo creo que se pueden hacer historias enjundiosas con cualquier material,
Batman no es más que un sicópata de tendencias fascistas (cosa que Miller
vio muy bien); claro que "La broma asesina", de Moore, no le va a la zaga,
con un Joker que es el otro lado de la moneda.
Miller y Moore revolucionaron este bizarro género e imagino que eso fue un
trauma para muchos.
¿Se atreverá Snyder a respetar el espíritu de "Watchmen"?



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