lunes, noviembre 26, 2007


Nos dejó Fernando Fernán Gómez el pasado 21 de diciembre, y nos deja una figura clave de la cultura contemporánea en España. Nacido, curiosamente en Lima al ser hijo de actores, en 1921, sus inicios como intérprete se remontan al año 1940. Hombre polifacético y de gran talento para todo lo que realizó, es imprescindible su libro de memorias, "El tiempo amarillo2, que son las memorias (¡desgraciada memoria tan desatendida y pervertida!) de la España contemporánea, comenzando con la proclamación de la II República, pasando por la Guerra Civil, la maldita posguerra, y el franquismo -y el desastre social y cultural que supuso-,


Por su magnífica obra teatral "Las bicicletas son para el verano" recibió el Premio Príncipe de Asturias en 1995. Fue adaptada al cine por Jaime Chavarri en 1986 y el propio director recuerda el disgusto de Fernán Gómez al comprobar que se habían omitida cantidad de referencias al anarquismo. Es conocida la imagen del gran escritor y cineasta, recogiendo el premio Donosti del Festival de San Sebastián en 1999, haciendo el saludo ácrata. Porque Fernando tenía el corazón rojinegro, como la bandera que cubrió su féretro.


Quizá no es tan conocida por el gran público la faceta como director de cine de Fernán Gómez de cerca de una treintena de largometrajes. Se mencionan como sus dos obras más prestigiosas: la comedia negra, retrato impagable del provincianismo franquista, "El extraño viaje" (originalmente conocida como "El crimen de Mazarrón", antes de que entrara en acción la estupida censura); y la emotiva crónica de la vida de los cómicos de posguerra "El viaje a ninguna parte". No obstante, no dudo que se pueda encontrar interés en cualquier obra protagonizada o dirigida por el ya inmortal cómico. No se pierdan ustedes la increíble historia de "Mi hija Hildegart", o como se fraguó en este país la concepción y educación de una niña destinada a convertirse en la nueva mujer socialista (y, créanme por favor, totalmente cierta), otra comedia negra, magnífica y transgresora, como es "7.000 días juntos" o la aparentemente frívola y descolocada comedia de situación "Pesadilla para un rico" (una de sus películas menos valoradas y una de las más divertidas para mí),


Es indispensable una edición en condiciones de la obra dirigida de este imprescindible escritor, cineasta y anarquista.
¡Gracias, Fernando!

lunes, noviembre 19, 2007

No sé muy bien qué opinar de "El hombre de arena" (no el atormentado enemigo del hombre araña, sino un individuo encarcelado al que se alude con una obvia metáfora). Vamos, que sí sé qué opinar (guión endeble e inverosímil, realización plana, interpretaciones discretas...), pero es que es una pena que no se haya hecho un film mínimamente decente y aprovechable también para recordar la necesaria memoria de este país.

Porque una historia sobre un bohemio y vitalista joven al que se encierra en un severo siquiátrico en los años 60 (años de continua placidez para Mayor Oreja y su familia) daría mucho, pero que mucho juego. Pero la película es tal cúmulo de despropósitos, lugares comunes (lo siento, pero el director "reformista" que aparece en la explicación final me toca mucho la moral), maniqueísmos y preguntas sin responder, que sería mayúsculo el esfuerzo que habría que hacer para mantener con dignidad el asunto, desde el principio hasta el fin (y de verdad, que lo digo con tristeza pero es que las buenas intenciones no bastan para hacer buen cine).

Y la referencias a otras películas "carcelarias" (desde "Alguien voló..." hasta "Cadena perpetua", pasando quise ver hasta por "V de Vendetta" -ese paciente de la celda número 5, también desaprovechado y metido con calzador-) son simplemente una salpicadura anecdótica y mínimamente simpática.

Y, por favor, que no se pretenda que comulguemos con ruedas de molino en el casting -que tal vez ha buscado más la comercialidad que sus auténticas necesidades-. El aspecto y los tics de "Lolita" burguesa que tiene María Valverde (que, por otra parte, tiene un potencial enorme y parece un auténtico "animal de cine", todavía conservo los ecos de esa buena película que es "Ladrones") hace que su personaje de joven de pasado trágico y niñez inexistente resulte un imposible.

jueves, noviembre 15, 2007

El más común de los mortales sabe de la existencia de una publicación llamada, paradójicamente, Libertad Digital, dirigida por el ex-maoista gritón Federico Jiménez Losantos, donde escriben personas de la calaña del seudo-historiador neo-franquista (lo de revisionista es un lujo que yo me niego a otorgarle, no hay nada original en las barbaridades que escribe) Pío Moa y una retahíla de colaboradores con una uniformidad de pensamiento y letra encubierto con el barniz de la ya pervertida palabra "liberal".

El caso es que yo, al contrario de muchos obtusos amigos míos, echo un vistazo de vez en cuando a la mencionada publicación, especialmente cuando estoy de un excesivo buen humor, el cual provoca mala conciencia y viene bien un poco de cabreo.

Ahí me encuentra con una crítica a "Redacted", la última película del muy sobrevalorado Brian De palma, que niega la pluralidad de puntos de vista en el film (parece que muy contrario la Guerra de Irak, donde se relatan algunas barbaridades realizadas por la tropas del imperio) y utiliza como argumento la película "Algunos hombres buenos" (excelente, pero militarista al fin y al cabo, donde el ejército limpia su propia mierda), donde sí se otorga voz al criticado (utilizando "razones no carentes de lógica plausible"). En fin, no me gusta utilizar muy gratuitamente el término "fascista", pero es que no lo ponen nada fácil.

Otro inefable colaborador del libelo digital intenta demostrar continuamente la hipocresía de los homosexuales de izquierda (a los que intenta insultar ingeniosamente con apelativos como "mariprogres" o "marirrojis").
Habla de una película proyectada, de manera incomprensible según él, en el Festival de Cine Lésbico y Gai, "Clandestinos", y da la impresión que no se ha enterado de nada. Me pongo a investigar sobre el director, Antonio Hens, el cual dirigió un corto genial, "En malas compañías", sobre los inicios homosexuales de un adolelescente (protagonizado por el mismo actor de esta nueva película, Israel Rodríguez, que trabaja de puta madre) y quizá por eso sea objeto de culto por parte del Festival. Lees, por ejemplo, está inteligente crítica, donde parece claro que lo gay es importante en la película, y que se habla tajantemente del fanatismo ideológico y religioso -es tan bizarro y cachondo el autor que llega a crear vínculos entre el terrorismo etarra e islámico-).
Afirma, además, que Hens puede ser el heredero de... ¡Eloy de la Iglesia!.

Habrá que ver la película "Clandestinos", que parece más que interesante. Todavía recuerdo las estupidas acusaciones de filoetarra a películas como "Días contados", en cuyo argumento, por otra parte, no es importante la filiación del protagonista. Estas "críticas" interesadas me recuerdan demasiado aquello.

lunes, noviembre 12, 2007

No soy nada original si etiqueto de "inclasificable" a Gonzalo Suárez. Hace bastantes años, en la época en que se estrenó su película "El detective y la muerte", compartí con su encantadora hija Elsa -creo que ahora trabaja en el sector, en cuestiones artísticas- un curso de cine en la academia Metrópolis de Madrid.
No comulgo totalmente con el cine de este hombre, pero su personalidad, talento y su interés literario hacen que siempre se encuentre cosas interesantes en su obra. La línea de diálogo, referida a la estupenda Charo López en la película antes mencionada, está ya en mi memoria para siempre: "El tiempo se acuesta contigo, pero no acaba de joderte".

Este año conocí la mágica -y también muy carca- ciudad de Oviedo, y tuve oportunidad de ver en el Teatro Filarmónica una adaptación de La Regenta que realizó Suárez en el año 74. Miento. Como bien señaló un entusiasta tipo en la introducción -creo que era un alto cargo de la filmóteca-, la película se inspiraba en algunos personajes de la obra de Clarín, ya que es imposible y poco recomendable cinematográficamente adaptar al pie de letra una voluminosa obra literaria -también aprovechó para poner a parir la, según él, plúmbea adaptación televisiva de Méndez Leite-.
Me resultó interesante la película protagonizada por Emma Penella y Keith Baxter, aunque se me escapa la calificación de "obra maestra" que hizo el mencionado sujeto, que recordó también la ceguera de la crítica y el ninguneo a que se sometió en su momento a dicha obra -no creo que ayudara demasiado, por muy sutil que fuera, la visión que se da de la hipócrita Iglesia Católica en una ciudad represiva y decimonónica-. La película no entraba en el morbo explícito y utilizaba alguna que otra hábil metáfora sexual para señalar la obsesión de El Magistral por la mujer de el regente.

Ahora, el propio Gonzalo Suárez utiliza a los actores de la ulterior versión televisiva -cosa cuanto menos curiosa, y una vuelta de tuerca en el uso del metalenguaje; también resulta peculiar y triste que se haga en el año en que fallece Emma Penella- para realizar una, ¡como no!, inclasificable película, vagamente inspirada en un relato de Stephen Zweig y que toma como excusa la llegada de una estereotipada compañía teatral a Oviedo -que recupera su auténtico nombre, aunque si se utilizara el de Vetusta hubiera aumentado el tono mágico que parece querer imprimir- para representar una imposible adaptación a la escena teatral de La Regenta.

La película gustó mucho en su pase en la reciente edición de la Seminci, especialmente al público que aplaudió mucho el tono de comedia poco habitual en la obra del autor. No comulgué mucho yo con el humor tipo vodevil ni con algunos toques "literarios" y "mágicos" bastante irritantes; salva algo la función un siempre sólido Carmelo Gómez y algunas muestras de talento en un gamberro guión que, como bien advierte una cita de Mark Twain al comienzo, juega a la confusión y a no buscar referencias ni profundas lecturas.

lunes, noviembre 05, 2007

Si Ben Affleck es un actor horrendo (ahora le están calificando de "discreto", pero creo que no le hace "justicia"), exceptuando quizá su trabajo en la muy estimable "Hollywoodland", donde interpreta a un actor trepa y mediocre (y no haré ningún chiste ni más comentarios sobre las dotes interpretativas del protagonista de tantas películas olvidables).

Junto a su colega Matt Damon, se llevó un Oscar hace varios años por una película, en mi opinión, bastante sobrevalorada e irritantemente autocomplaciente como es "El indomable Will Hunting", dirigida por el incalificable Gus Van Sant. Frente al buen hacer del rubio protagonista de la saga Bourne, Affleck parecía el hermano pobre y se había considerado la co-autoría de aquel guión poco más que una casualidad.

Ahora, sorprende Affleck gratamente (muy gratamente, en este universo hollywoodense de thrillers absolutamente planitos) con la adaptación de otra novela del autor de la magnífica "Mystic River" (novela y película, magníficas las dos).
Y ambas historias parecen pertenecer al mismo universo desesperanzado, poblado de personajes depravados (el policía que interpreta Ed Harris reprocha al protagonista que la mitad de sus conocidos son degenerados, y el joven detective le responde que no se lo recrimine: "la otra mitad son polis"), en un mundo que quizá deja pocas opciones y que obliga a valorar más las decisiones morales de aquellos que deciden hacer lo que consideran lo correcto, por encima de lo que determinan las circunstancias. No obstante, "Adiós, pequeña, adiós" (título español que retrotrae a la gran literatura negra, pero que quizá no hace justicia al auténtico significado del original "Gone Baby Gone") no es una película en absoluto cómoda de ver (y no me refiero únicamente a lo morboso de cierto temas), en la que se "obliga" al espectador a tomar partido en situaciones nada fáciles y que no complacerá a aquellos que esperan una vulgar y maniquea historia de aguerridos polis y temibles criminales.

Un sorprendente Casey Affleck (hermano del director, y al que confieso no haber seguido la pista hasta ahora), infinitamente más dotado y más carismático como actor que su hermano mayor, interpreta a un inolvidable y heterodoxo detective; es acompañado por dos instituciones como el mencionado Harris y Morgan Freeman (dos actores cuya presencia justifica una película y, afortunadamente, las películas donde trabajan suelen merecer la pena). Les acompañan un sólido plantel de secundarios; quizá también, y paradójicamente, Mr. Affleck sea un excelente director de actores.

Alguien ha calificado el abierto y sorprendente final de esta película como desesperanzador. No estoy de acuerdo, nos queda un nudo en la garganta a aquellos que nos sentimos compañeros de viaje del protagonista en su valiente decisión, una decisión que conlleva también esperanza en un mundo corrompido.